En el proceso de hacer conciencia de la forma que usamos objetos, consumimos productos y producimos residuos, hemos llegado a un momento en el que tenemos que evolucionar en la manera en que nos relacionamos con estos últimos.
Como raza humana no estamos en condiciones de permitir la completa contaminación del planeta con residuos que en muchísimos casos ni siquiera se disponen adecuadamente. Hay personas aún que pueden arrojar bolsas plásticas a los arroyos con el argumento de que “eso el agua se las lleva” y ante esta situación nos queda pues, con el ejemplo y las palabras adecuadas, ayudar a las personas a entender que nuestras acciones si tienen impacto en la realidad y que podemos cambiar la manera irresponsable en la que hemos estado ausentes sin pensar en las consecuencias de nuestras acciones.
En la transformación de las acciones cotidianas es donde está la solución. El ciclo del manejo adecuado de los residuos sólidos empieza por Reducir. Reducir implica primero, dejar de consumir dentro de lo posible, productos sobre-empacados y buscar acceso a los productos más locales, disminuir el uso de bolsas plásticas de tienda y el consumo de pequeñas bolsas de agua. Para hacerlo hay soluciones como el regreso al uso del canasto o simplemente el uso de bolsas de tela. También es muy bueno acostumbrarse a transportar agua en termos o recipientes de material duradero.
Reducir también implica comprimir. El volumen de material desechado está generando en el mundo montañas de residuos y por otro lado, los plásticos cuando se empiezan a degradar se transfoman en pequeños pedacitos que se expanden y su impacto es mucho mayor. La estrategia mundial más reconocida para reducir volumen de plástico es comprimir las bolsas que se desechan limpias y secas en botellas de PET o cualquier otro material más resistente, disminuyendo así la proliferación de partículas y moléculas de los plásticos por el aire, el agua y la tierra.
La segunda R del ciclo es Reusar. Reusar busca hacer conciencia en la adquisición de materiales que sean reusables, porque uno de los grandes problemas del imaginario colectivo cuyo impacto en la vida social es inconmensurable, es la idea de que está bien que existan productos “desechables”. El haber hecho conciencia de eso ha generado un aumento catastrófico en el consumo de estos y en la creación de “basura” por montón. Esta R, Reusar quiere llevar a las personas a buscar usos alternativos a los empaques de los productos que se consumen, volviendo a la valorización de los objetos de largo uso y materiales durables.
La tercera R corresponde a Recuperar. Esto significa, sacar al objeto del ciclo de la “basura” otorgándole un nuevo valor. Recuperar es darse cuenta que esa bolsita que yo “boto” puede tener un valor para otro que empieza un ciclo con ella. Por ejemplo: De material plástico de desecho se pueden fabricar, bolsos, postes de cercado, tuberías, tela y otros productos. De nosotros depende que ese material llegue a un espacio en donde se pueda recuperar. También se recupera material haciendo arte con él. Incluir en el material el trabajo de valor artístico lo saca definitivamente de su fin como basura y permite crear conciencia con impacto.
La cuarta R es la de Reciclar. Reciclar fue la primera causa del proceso ambientalista a favor de la disminución de los residuos sólidos. Dado que hay muchos materiales que pueden pasar por ese ciclo disminuyendo el impacto de fabricación de material nuevo. Eso en el vidrio y en el aluminio es especialmente cierto; obtener vidrio de vidrio es un proceso mucho más barato y menos contaminante que si se usa de materia prima la arena. Para un buen proceso de reciclaje es importante la clasificación y correcta disposición de estos residuos.
Responsabilidad es la primera nueva R. Que entre otras cosas nos hubiera ahorrado todo este problema si hubiéramos empezado por ella. Ser responsable implica vivir el presente con atención, encontrar sentido a nuestras acciones y actuar en consecuencia de ello para promover una cultura del cuidado y pensar en pasar a una cultura del amor. La Responsabilidad es una cuestión de todos, de nosotros que consumimos, de las empresas que nos venden sus productos en empaques de los que no se hacen responsables, o de empresas recolectoras de aseo que no promueven la adecuada separación de residuos. Es importante vincular a todos los estamentos sociales en la generación de acuerdos que mitiguen el impacto de la producción y mala disposición de residuos sólidos.
También es nuevo aceptar con humildad la tarea de Recoger y eso es lo que hacemos aquellos que ya entramos a un nivel de conciencia frente a la situación mundial y ante la posibilidad de generar acuerdos muy locales empezamos acciones de limpieza comunitarias, acompañados de procesos educativos y de formación para buscar alternativas conjuntas a la solución del problema. Cometiendo el acto real de recoger para luego reducir, recuperar, reusar y reciclar es una interacción responsable que transforma efectivamente.
Por último es clave hacer de estas acciones, espacios comunes. Es decir hay que Repetir, repetir y repetirlo una y otra vez.
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